Navegando hoy por Internet encontré este enlace:
http://www.diariodejerez.es/article/jerez/136377/alvaro/domecq/se/convie...
Conduce a una nota de prensa publicada en el Diario de Jerez acerca de la renovación y modernización de imágen que está implantando bodegas Álvaro Domecq. El titular del artículo es "Álvaro Domecq Se Convierte en ADSL", lo cual me pareció suficientemente curioso como para leerlo.
El titular se refiere a que en su marketing, en vez de destacar "Álvaro Domecq" en grande, van a poner "AD.SL" en grande, como marca paraguas.
Dice luego la nota de prensa que "el juego de letras -acrónimo del sistema de comunicaciones ADSL- también sugiere modernidad.”
Quizás sugiere modernidad hoy, pero ¿mañana qué? Si hay algo que cambia de prisa, es la tecnología. Lo que hoy es novedoso y moderno, mañana es aburrido o peor, obsoleto. De hecho hay alternativas mejores que el ADSL que eventualmente pueden reemplazarlo. La fibra óptica es una, y soluciones inalámbricas como WIMAX también.
Por tanto, cambiar la marca para que recuerde el ADSL me parece doblemente desafortunado. Primero, el ADSL no tiene nada que ver con el vino. Intentar asociar las dos cosas simplemente crea una incongruencia en la mente del público. Segundo, en pocos años el ADSL no va a sugerir modernidad en absoluto. Cuando esto pasa, la bodega tendrá que cambiar de nuevo su marca, o quedarse con una marca que sugiere "nada del otro mundo", o peor, "tecnología obsoleta." Esto, me imagino, es justo lo contrario de lo que la bodega intenta conseguir con el cambio de marca.
Una de las claves de una marca fuerte es que el público asocie la marca con los valores que representa, la característica clave, del producto. Otra clave es que la marca debe ser constante en el tiempo, pudiendo evolucionarse claro, pero evitando si posible cambios radicales que despisten a los clientes.